DON DIEGO NAVARRO SANGRAN
Continuaron las desgracias porque los franceses, dueños ya desde aquellos días de varios puntos y barrios de la ciudad, se apoderaban de las casas y minaban, pereciendo en las voladuras todos los días las bizarras tropas, dignas de suerte más gloriosa en discreta y racional guerra.»
Después de esta sentida queja, referente al ningún efecto que causó á Palafox la razonada cuanto legal pretensión de los comandantes generales de artillería é ingenieros, queréllase con justa severidad de la forma en que se efectuó la entrega de la plaza, y para demostrar la perfidia con que el vencedor trató á los prisioneros, prescindiendo descaradamente de lo capitulado, dice: «Apenas llegaron nuestras tropas á la »Casa Blanca, empezó el robo de caballos y equipajes; y que habiéndose quejado al general Morlot que las conducía, respondió, que eran »entregados á discreción y de consiguiente nada tenían que reclamar. »Fusilaban á nuestros soldados que se quedaban atrás por no poder »sufrir la fatiga de tan violenta marcha; y se pasaba por encima de »los cadáveres tendidos en el camino real, hasta el número de 270 »desde Zaragoza á Pamplona, sin contar con otros que fusilaron en »los campamentos y en las divisiones de los caminos». (Alcaide. Tomo II, nota 19, pág. 342).
Como se ve nuestro general llegó hasta Pamplona en la cuerda de prisioneros, pero debió fugarse en el pequeño trayecto de dicha ciudad á la frontera, puesto que en 20 de Agosto de 18o9 fechaba en Murcia el opúsculo de que hicimos referencia, y en 20 de Octubre de 1811 hallábase en Palma de Mallorca donde firma las notas y adiciones á su obrita. Poco le duró la vida, pues falleció en Diciembre de 1815 á los 64 años de su edad, apretado por los achaques y penalidades que le proporcionó el segundo sitio de Zaragoza.
Los tres ilustres hermanos, D. José. D. Diego y D. Joaquín Navarro Sangrón, aunque por la línea paterna eran oriundos de Aragón, nacieron en Valencia, siendo sus padres el coronel del cuerpo de artillería D. José Antonio Navarro y Ferrández, natural de Añón, y doña Isabel Sangrón y Lizarraga, hija del celebérrimo general de artillería D. Diego Sangrán, que gobernó y salvó la plaza de Orán al ocurrir la muerte del ilustre Marqués de Santa Cruz de Marcenado.
D. José Navarro Sangrán, Mariscal de campo y jefe de E. M. de artillería del generalísimo Godoy, emigró con éste y no volvió á España, viviendo constantemente en París, donde la única hija que tenía murió sin dejar sucesión.
D. Joaquín Navarro Sangrón, Conde de Casa—Sarria, Teniente General é insigne artillero, para cuya gloria basta insinuar que fué cuartel maestre, ó sea jefe de E. M. General de Castaños en la inmarcesible batalla de Bailén, murió también sin dejar sucesión en los dos matrimonios que contrajo.
D. Diego Navarro Sangrón, el 2° de los tres hermanos, fué el defensor de Zaragoza, de cuyo breve esbozo biográfico vamos á ocuparnos.
-Era ya D. Diego coronel de ejército, y teniente coronel de artillería cuando procedente de Cataluña, acompañando al tercer batallón de Reales Guardias Españolas y al 2° de Voluntarios de Aragón, llegó á Osera el 5 de agosto de 18o8, presentándose en dicha villa al General Palafox y al Marqués de Lazan, con quienes celebró consejo para tratar del socorro de Zaragoza, y entrando en esta ciudad con el Caudillo asistió á los últimos combates del primer sitio y á todo el segundo. Fué en éste upo de los más conspicuos consejeros del General, quien en premio de su comportamiento le ascendió á brigadier.
Enfermo de la epidemia y debilitado por los trabajos y fatigas de la defensa, empezaba á convalecer cuando la capitulación de la plaza lo redujo á la triste condición de prisionero de guerra; y como su salud había quedado achacosa y debilitada, tanto que ya nunca pudo reponerla por completo, tuvo que prestar palabra de honor de no fugarse para poder salir de los depósitos, habitar en las inmediaciones de París y últimamente en Niza, donde según nuestras noticias falleció á los 44 ó 45 años de edad en 1812, conservando su situación de prisionero.
Dejó una hija única, D. María del Carmen Navarro y Fonseca, Camarista de la Reina, al servicio de la Infanta D.' María Luisa Carlota, que en 1824, casó con el Coronel y después Brigadier D. Joaquín Dusmet y Sesma, gentil—hombre y secretario del Infante D. Francisco de Paula Antonio. Dicha señora heredó á toda la familia de los Navarro de Añón, que este era su verdadero apellido paterno, y fué propietaria de la casa solariega y rico patrimonio de los Navarros en la villa de Ambel y campo de Borja. A la muerte de D. Carmen heredó este patrimonio su hijo D. Joaquín Dusmet y Navarro, antiguo y distinguido jefe de E. M. fallecido en 1888 siendo brigadier de ejército. En dicha casa solariega y entre otros excelentes retratos de familia hemos visto el de D. Diego Navarro Sangrón de media figura, y pequeño tamaño, que, como su padre y hermanos, era persona de gallardo porte y expresiva fisonomía.
Continuaron las desgracias porque los franceses, dueños ya desde aquellos días de varios puntos y barrios de la ciudad, se apoderaban de las casas y minaban, pereciendo en las voladuras todos los días las bizarras tropas, dignas de suerte más gloriosa en discreta y racional guerra.»
Después de esta sentida queja, referente al ningún efecto que causó á Palafox la razonada cuanto legal pretensión de los comandantes generales de artillería é ingenieros, queréllase con justa severidad de la forma en que se efectuó la entrega de la plaza, y para demostrar la perfidia con que el vencedor trató á los prisioneros, prescindiendo descaradamente de lo capitulado, dice: «Apenas llegaron nuestras tropas á la »Casa Blanca, empezó el robo de caballos y equipajes; y que habiéndose quejado al general Morlot que las conducía, respondió, que eran »entregados á discreción y de consiguiente nada tenían que reclamar. »Fusilaban á nuestros soldados que se quedaban atrás por no poder »sufrir la fatiga de tan violenta marcha; y se pasaba por encima de »los cadáveres tendidos en el camino real, hasta el número de 270 »desde Zaragoza á Pamplona, sin contar con otros que fusilaron en »los campamentos y en las divisiones de los caminos». (Alcaide. Tomo II, nota 19, pág. 342).
Como se ve nuestro general llegó hasta Pamplona en la cuerda de prisioneros, pero debió fugarse en el pequeño trayecto de dicha ciudad á la frontera, puesto que en 20 de Agosto de 18o9 fechaba en Murcia el opúsculo de que hicimos referencia, y en 20 de Octubre de 1811 hallábase en Palma de Mallorca donde firma las notas y adiciones á su obrita. Poco le duró la vida, pues falleció en Diciembre de 1815 á los 64 años de su edad, apretado por los achaques y penalidades que le proporcionó el segundo sitio de Zaragoza.
Los tres ilustres hermanos, D. José. D. Diego y D. Joaquín Navarro Sangrón, aunque por la línea paterna eran oriundos de Aragón, nacieron en Valencia, siendo sus padres el coronel del cuerpo de artillería D. José Antonio Navarro y Ferrández, natural de Añón, y doña Isabel Sangrón y Lizarraga, hija del celebérrimo general de artillería D. Diego Sangrán, que gobernó y salvó la plaza de Orán al ocurrir la muerte del ilustre Marqués de Santa Cruz de Marcenado.
D. José Navarro Sangrán, Mariscal de campo y jefe de E. M. de artillería del generalísimo Godoy, emigró con éste y no volvió á España, viviendo constantemente en París, donde la única hija que tenía murió sin dejar sucesión.
D. Joaquín Navarro Sangrón, Conde de Casa—Sarria, Teniente General é insigne artillero, para cuya gloria basta insinuar que fué cuartel maestre, ó sea jefe de E. M. General de Castaños en la inmarcesible batalla de Bailén, murió también sin dejar sucesión en los dos matrimonios que contrajo.
D. Diego Navarro Sangrón, el 2° de los tres hermanos, fué el defensor de Zaragoza, de cuyo breve esbozo biográfico vamos á ocuparnos.
-Era ya D. Diego coronel de ejército, y teniente coronel de artillería cuando procedente de Cataluña, acompañando al tercer batallón de Reales Guardias Españolas y al 2° de Voluntarios de Aragón, llegó á Osera el 5 de agosto de 18o8, presentándose en dicha villa al General Palafox y al Marqués de Lazan, con quienes celebró consejo para tratar del socorro de Zaragoza, y entrando en esta ciudad con el Caudillo asistió á los últimos combates del primer sitio y á todo el segundo. Fué en éste upo de los más conspicuos consejeros del General, quien en premio de su comportamiento le ascendió á brigadier.
Enfermo de la epidemia y debilitado por los trabajos y fatigas de la defensa, empezaba á convalecer cuando la capitulación de la plaza lo redujo á la triste condición de prisionero de guerra; y como su salud había quedado achacosa y debilitada, tanto que ya nunca pudo reponerla por completo, tuvo que prestar palabra de honor de no fugarse para poder salir de los depósitos, habitar en las inmediaciones de París y últimamente en Niza, donde según nuestras noticias falleció á los 44 ó 45 años de edad en 1812, conservando su situación de prisionero.
Dejó una hija única, D. María del Carmen Navarro y Fonseca, Camarista de la Reina, al servicio de la Infanta D.' María Luisa Carlota, que en 1824, casó con el Coronel y después Brigadier D. Joaquín Dusmet y Sesma, gentil—hombre y secretario del Infante D. Francisco de Paula Antonio. Dicha señora heredó á toda la familia de los Navarro de Añón, que este era su verdadero apellido paterno, y fué propietaria de la casa solariega y rico patrimonio de los Navarros en la villa de Ambel y campo de Borja. A la muerte de D. Carmen heredó este patrimonio su hijo D. Joaquín Dusmet y Navarro, antiguo y distinguido jefe de E. M. fallecido en 1888 siendo brigadier de ejército. En dicha casa solariega y entre otros excelentes retratos de familia hemos visto el de D. Diego Navarro Sangrón de media figura, y pequeño tamaño, que, como su padre y hermanos, era persona de gallardo porte y expresiva fisonomía.