LOS HERMANOS PRIMO DE RIVERA
EN la biografía del teniente general de la armada D. José Primo de Rivera, escrita á la vista de su hoja de servicios por el vicealmirante y ministro que fué de marina, D. Francisco de Paula Pavía, siendo teniente de navío, se hallaba en Madrid al sobrevenir los trágicos sucesos del Dos de Mayo de 18o8 á los que siguió el alzamiento general de España contra los invasores y que ardiendo en patriótica indignación se fugó á Valencia viniendo enseguida á Zaragoza donde gratamente acogido por Palafox, desempeñó importante papel en la 1ª defensa.
La escasez de oficiales de artillería y el conocimiento y práctica que del empleo de esta arma tienen los marinos, indujo á Palafox á confiar á Primo de Rivera el mando de la batería del Portillo que desempeño con valor y acierto, contribuyendo á rechazar el ataque general del 15 de junio, más conocido por el nombre de batalla de las Eras.
El 2 de julio siguiente sirvió dos piezas emplazadas en el Jardín Botánico, sobre la huerta de Santa Engracia, durante el segundo ataque general del enemigo, también gloriosamente rechazado, y en los dos días siguientes alternó con los artilleros en el cuidado de las baterías de las puertas del Carmen, Portillo y Santa Engracia.
El 5 de julio reemplazó á D. José Mor de Fuentes en el importante cuanto poco descansado puesto que se denominó comandancia de la Vigía de la Torre Nueva, cuyo cargo ejerció durante veinte días con gran exactitud y vigilancia, dando al Gobernador continuos avisos de los trabajos y movimientos del enemigo para evitar, como siempre se evitó, que la plaza fuese sorprendida.
Ante el temor de que decayese la defensa tanto por la extrema escasez de pólvora y mantenimientos, como por las bajas experimentadas por los combatientes, resolvió el general en jefe ordenar á las fuerzas reunidas en Pina que, con las debidas precauciones, se dirigiesen á la ciudad escoltando el preparado y bien provisto convoy que debía traer á los defensores la seguridad y la abundancia.
Para trasmitir esas órdenes y activar su cumplimiento, necesitaba-se un oficial inteligente y enérgico, y fué elegido Primo de Rivera, quien no pudiendo dirigirse á Pina por la carretera, infestada de enemigos, salió en un bote por el río Ebro en la noche del 24 de julio, recorriendo aquel trayecto fluvial de siete leguas, sin ser advertido por las patrullas francesas que vigilaban ambas orillas. Llegado á Pina y puesto al habla con los jefes de los cuerpos allí reunidos, hizo que emprendiese el movimiento su vanguardia con algunos carros de municiones, llegando el 5 de agosto á Villamayor, donde el Marqués de Lazán le mandó adelantarse solo á Zaragoza para anunciar al brigadier Torres la inmediata llegada de los auxilios.
Hízolo así Primo de Rivera con gran habilidad y audacia; vadeó el río Gállego atravesando la línea enemiga y tuvo la fortuna de llegar ileso á Zaragoza, eludiendo la persecución de los jinetes franceses que no consiguieron darle alcance.
LEVANTADO con inmarcesible gloria de Zaragoza su célebre 1.er Sitio en el que ganó el grado de teniente coronel, escudo de distinción y un certificado muy honorífico del general Palafox, salió nuestro biografiado para Madrid y Sevilla donde le dejaremos continuando su carrera ilustrada por multitud de hazañosas empresas. Pasó en el mar la mayor parte de su vida, visitó las cinco partes del mundo navegó por todos los Océanos y alcanzó justa fama de ser uno de los mejores entre los mas acreditados marinos españoles. Llegó al alto empleo de teniente general o vicealmirante de la Armada y falleció en su casa de Sevilla el 25 de julio de 1853, á los 76 años de edad, pues había nacido en 28 de abril de 1777.
Era hijo de los ilustres consortes D. José Primo de Rivera, capitán del Real cuerpo de Artillería, y D.° Antonia Ortíz de Pinedo y Auncibay, ambos de nobles linajes, y trasladado con sus padres á Venezuela en edad temprana, sentó plaza de cadete en el Regimiento de milicias de Maracaibo á 28 de abril de 1789; pero su decidida vocación le arrastraba imperiosamente á los riesgos del mar y, apenas vuelto á España, ingresó como guardia-marina en el departamento de Cádiz el día 14 de mayo de 1792.
En la ciudad sud-americana de Montevideo contrajo feliz matrimonio con la Sra. D.ª María de las Mercedes Sobremonte, hija del general gobernador militar y político de la Banda Oriental, de cuyo vínculo dejó distinguida sucesión, pues entre otros hijos, tuvo al teniente general D. Rafael, ya fallecido y al capitán general de Ejército D. Fernando, Marqués de Estella, Ministro de la Guerra.
A la epopeya de Zaragoza concurrieron con nuestro biografiado sus dos hermanos D. Joaquín y D. Antonio, también valientes y muy entendidos oficiales.
D. Joaquín Primo de Rivera, capitán de infantería agregado en la primera defensa al servicio de la artillería, se distinguió mucho sirviendo dos cañones de campaña en los combates de Ranillas (10 y 11 de julio de 18o8) cuando una fuerte columna enemiga pasó por primera vez á la izquierda del Ebro por el puente militar establecido al pie del convento de San Lamberto, frente á Juslibol. Destinado después al regimiento de Granaderos de Fernando VII, resultó gravemente herido, el 20 de diciembre, en el combate reñido sobre el Barranco de la Muerte por las avanzadas españolas y francesas.
D. Antonio Primo de Rivera, el menor de los tres hermanos, ascendió á subteniente de Artillería en la promoción de 1807, y llegó á Zaragoza con las dos compañías del 2.° regimiento adscriptas á la división Saint-Marcq: excusado será añadir que combatió con lucimiento de su persona en las baterías de la plaza, alternando en tan rudo servicio con sus compañeros del Real Cuerpo. Obtuvo por sus merecimientos el empleo de capitán y la cruz del 2.° Sitio, fué prisionero de guerra, y devuelto á España sirvió algunos años en las islas Canarias; gozaba poca salud y murió joven sin pasar del empleo de teniente coronel de Artillería.
EN la biografía del teniente general de la armada D. José Primo de Rivera, escrita á la vista de su hoja de servicios por el vicealmirante y ministro que fué de marina, D. Francisco de Paula Pavía, siendo teniente de navío, se hallaba en Madrid al sobrevenir los trágicos sucesos del Dos de Mayo de 18o8 á los que siguió el alzamiento general de España contra los invasores y que ardiendo en patriótica indignación se fugó á Valencia viniendo enseguida á Zaragoza donde gratamente acogido por Palafox, desempeñó importante papel en la 1ª defensa.
La escasez de oficiales de artillería y el conocimiento y práctica que del empleo de esta arma tienen los marinos, indujo á Palafox á confiar á Primo de Rivera el mando de la batería del Portillo que desempeño con valor y acierto, contribuyendo á rechazar el ataque general del 15 de junio, más conocido por el nombre de batalla de las Eras.
El 2 de julio siguiente sirvió dos piezas emplazadas en el Jardín Botánico, sobre la huerta de Santa Engracia, durante el segundo ataque general del enemigo, también gloriosamente rechazado, y en los dos días siguientes alternó con los artilleros en el cuidado de las baterías de las puertas del Carmen, Portillo y Santa Engracia.
El 5 de julio reemplazó á D. José Mor de Fuentes en el importante cuanto poco descansado puesto que se denominó comandancia de la Vigía de la Torre Nueva, cuyo cargo ejerció durante veinte días con gran exactitud y vigilancia, dando al Gobernador continuos avisos de los trabajos y movimientos del enemigo para evitar, como siempre se evitó, que la plaza fuese sorprendida.
Ante el temor de que decayese la defensa tanto por la extrema escasez de pólvora y mantenimientos, como por las bajas experimentadas por los combatientes, resolvió el general en jefe ordenar á las fuerzas reunidas en Pina que, con las debidas precauciones, se dirigiesen á la ciudad escoltando el preparado y bien provisto convoy que debía traer á los defensores la seguridad y la abundancia.
Para trasmitir esas órdenes y activar su cumplimiento, necesitaba-se un oficial inteligente y enérgico, y fué elegido Primo de Rivera, quien no pudiendo dirigirse á Pina por la carretera, infestada de enemigos, salió en un bote por el río Ebro en la noche del 24 de julio, recorriendo aquel trayecto fluvial de siete leguas, sin ser advertido por las patrullas francesas que vigilaban ambas orillas. Llegado á Pina y puesto al habla con los jefes de los cuerpos allí reunidos, hizo que emprendiese el movimiento su vanguardia con algunos carros de municiones, llegando el 5 de agosto á Villamayor, donde el Marqués de Lazán le mandó adelantarse solo á Zaragoza para anunciar al brigadier Torres la inmediata llegada de los auxilios.
Hízolo así Primo de Rivera con gran habilidad y audacia; vadeó el río Gállego atravesando la línea enemiga y tuvo la fortuna de llegar ileso á Zaragoza, eludiendo la persecución de los jinetes franceses que no consiguieron darle alcance.
LEVANTADO con inmarcesible gloria de Zaragoza su célebre 1.er Sitio en el que ganó el grado de teniente coronel, escudo de distinción y un certificado muy honorífico del general Palafox, salió nuestro biografiado para Madrid y Sevilla donde le dejaremos continuando su carrera ilustrada por multitud de hazañosas empresas. Pasó en el mar la mayor parte de su vida, visitó las cinco partes del mundo navegó por todos los Océanos y alcanzó justa fama de ser uno de los mejores entre los mas acreditados marinos españoles. Llegó al alto empleo de teniente general o vicealmirante de la Armada y falleció en su casa de Sevilla el 25 de julio de 1853, á los 76 años de edad, pues había nacido en 28 de abril de 1777.
Era hijo de los ilustres consortes D. José Primo de Rivera, capitán del Real cuerpo de Artillería, y D.° Antonia Ortíz de Pinedo y Auncibay, ambos de nobles linajes, y trasladado con sus padres á Venezuela en edad temprana, sentó plaza de cadete en el Regimiento de milicias de Maracaibo á 28 de abril de 1789; pero su decidida vocación le arrastraba imperiosamente á los riesgos del mar y, apenas vuelto á España, ingresó como guardia-marina en el departamento de Cádiz el día 14 de mayo de 1792.
En la ciudad sud-americana de Montevideo contrajo feliz matrimonio con la Sra. D.ª María de las Mercedes Sobremonte, hija del general gobernador militar y político de la Banda Oriental, de cuyo vínculo dejó distinguida sucesión, pues entre otros hijos, tuvo al teniente general D. Rafael, ya fallecido y al capitán general de Ejército D. Fernando, Marqués de Estella, Ministro de la Guerra.
A la epopeya de Zaragoza concurrieron con nuestro biografiado sus dos hermanos D. Joaquín y D. Antonio, también valientes y muy entendidos oficiales.
D. Joaquín Primo de Rivera, capitán de infantería agregado en la primera defensa al servicio de la artillería, se distinguió mucho sirviendo dos cañones de campaña en los combates de Ranillas (10 y 11 de julio de 18o8) cuando una fuerte columna enemiga pasó por primera vez á la izquierda del Ebro por el puente militar establecido al pie del convento de San Lamberto, frente á Juslibol. Destinado después al regimiento de Granaderos de Fernando VII, resultó gravemente herido, el 20 de diciembre, en el combate reñido sobre el Barranco de la Muerte por las avanzadas españolas y francesas.
D. Antonio Primo de Rivera, el menor de los tres hermanos, ascendió á subteniente de Artillería en la promoción de 1807, y llegó á Zaragoza con las dos compañías del 2.° regimiento adscriptas á la división Saint-Marcq: excusado será añadir que combatió con lucimiento de su persona en las baterías de la plaza, alternando en tan rudo servicio con sus compañeros del Real Cuerpo. Obtuvo por sus merecimientos el empleo de capitán y la cruz del 2.° Sitio, fué prisionero de guerra, y devuelto á España sirvió algunos años en las islas Canarias; gozaba poca salud y murió joven sin pasar del empleo de teniente coronel de Artillería.